Apendicitis

Apendicitis:

El apéndice, llamado también apéndice vermiforme, apéndice vermicular o apéndice cecal es un órgano pequeño (parecido a un gusano o cilindro sin salida) de unos 8 a 10 cm (3 a 4 pulgadas) de largo que se adhiere al ciego justo debajo de la válvula ileocecal. El apéndice se llena con subproductos de la digestión y se vacía regularmente en el ciego. Debido a que se vacía de manera ineficiente y su luz es pequeña, el apéndice es propenso a obstruirse y es particularmente vulnerable a infecciones (es decir, apendicitis). La apendicitis, la causa más frecuente de abdomen agudo y el motivo más común de cirugía abdominal de emergencia. Aunque puede ocurrir a cualquier edad, típicamente ocurre entre las edades de 10 y 30 años. Su incidencia es levemente mayor entre los varones y existe una predisposición familiar. 

Fisiopatología:

Etiologicamente es desconocida la causa de la apendicitis, se cree que el apéndice se inflama y edematisa como resultado de retorcerse u ocluirse por un fecalito (es decir, una masa endurecida de heces) a este proceso también se le denomina estasis fecal, hiperplasia linfoide (secundaria a inflamación o infección) o, raramente, cuerpos extraños (p. Ej., Semillas de frutas) o tumores. El proceso inflamatorio aumenta la presión intraluminal, provocando edema y obstrucción del orificio. Una vez obstruido, el apéndice se vuelve isquémico, se produce un crecimiento excesivo de bacterias y, finalmente, se produce gangrena o perforación.
La isquemia, infecciones bacterianas y la inflamación es un teoría común. Las causas más frecuentes de obstrucción apendicular son:  
  • Fecalito 
  • Heces  
  • Hiperplasia linfoide  
  • Semillas  
  • Parásitos (oxiuriasis (infección por  oxiuros) parásitos  intestinales  que  pueden  vivir  en  el  colon  y  en  el  recto,  se  pueden  adquirir cuando se tragan los huevos del parásito.) 
  • Tumores   

Manifestaciones clínicas:

  1. Dolor peri-umbilical vago (es decir, dolor visceral que es sordo y localizado) que se irradia al cuadrante inferior derecho ( dolor parietal que es agudo, discreto y bien localizado)
  2. Rigidez de la pared del abdomen.
  3. Mareos.
  4. Vómitos y Nauseas.
  5. Anorexia (Pérdida del apetito).
  6. Fiebre.
  7. Diarrea
  8. Estreñimiento. (Importante: Los laxantes dados en este caso puede resultar en la perforación del apéndice inflamado. En general, no se debe administrar un laxante o catártico cuando una persona tiene fiebre, náuseas y dolor abdominal).
  9. Distensión abdominal (se desarrolla como resultado del íleo paralítico y el empeoramiento de la la condición del paciente)
  10. Leucocitosis (aumento del número de leucocitos en el hemograma).
Es posible que se produzca dolor a la palpación local en el punto de McBurney cuando se aplica presión  Puede haber sensibilidad de rebote (es decir, producción o intensificación del dolor cuando se libera la presión). El signo de Rovsing puede obtenerse palpando el cuadrante inferior izquierdo; esto paradójicamente hace que se sienta dolor en el cuadrante inferior derecho. Si el apéndice se ha roto, el dolor se vuelve compatible con peritonitis:

Signos y síntomas


Hallazgos de evaluación y diagnóstico:

El diagnóstico se basa en los resultados de una historia clínica completa y examen y en los resultados de laboratorio y estudios de imágenes. 
El hemograma demuestra un recuento elevado de glóbulos blancos con una elevación de los neutrófilos. Los niveles de proteína C reactiva suelen estar elevados. 
Una tomografía computarizada puede revelar una densidad en el cuadrante inferior derecho o una distensión localizada del intestino; el agrandamiento del apéndice de al menos 6 mm sugiere apendicitis. 
Se puede solicitar una prueba de embarazo a las mujeres en edad fértil para descartar un embarazo ectópico y antes de que se realicen estudios radiológicos. Como alternativa, se puede utilizar una ecografía transvaginal para confirmar el diagnóstico. Por lo general, se obtiene un análisis de orina para descartar infección del tracto urinario o cálculos renales. Se puede utilizar una laparoscopia diagnóstica para descartar apendicitis aguda en casos dudosos .

Complicaciones:

  1. Preoperatorias
    • Gangrena
    • Perforación del apéndice (ocurre dentro de las 6 a 24 horas posteriores al inicio del dolor )
    • Peritonitis
    • Formación de abscesos o pileflebitis portal (trombosis séptica de la vena porta causada por émbolos vegetativos que surgen de intestinos sépticos)
  2.  Postoperatorias
    • Infección de la herida (es la complicación más frecuente)
    • Abscesos intraabdominales
    • Íleo paralítico


Consideraciones gerontológicas:

  1. La apendicitis aguda es poco común en los adultos mayores. Cuando ocurre la apendicitis, los signos y síntomas clásicos se alteran y pueden variar mucho. 
  2. El dolor puede estar ausente o ser mínimo. 
  3. Los síntomas pueden ser vagos, sugiriendo obstrucción intestinal u otro proceso. Es posible que no haya fiebre ni leucocitosis. Como resultado, el diagnóstico y el tratamiento oportuno pueden retrasarse, provocando complicaciones y mortalidad. 
  4. El paciente puede no presentar síntomas hasta que el apéndice se gangrenosa o se perfora. 
  5. La incidencia de complicaciones es mayor en los adultos mayores porque muchos de estos pacientes no buscan atención médica tan rápidamente como los pacientes más jóvenes.

Tratamiento:

El tratamiento es quirúrgico y de forma urgente: se procede a la extirpación quirúrgica del apéndice y se realiza lo antes posible para disminuir el riesgo de perforación (apendicectomía). Se realiza con anestesia general con una incisión abdominal baja (laparotomía) o por laparoscopia. Solamente en los pacientes con apendicitis subaguda, que tiene una duración más larga sin afección general, la cirugía se suele realizar más tardíamente, la técnica puede ser:
  1. Laparoscopia: un método cada vez más utilizado, que consiste en realizar unas pequeñas incisiones en la superficie abdominal por donde se pasan instrumentos que nos permiten visualizar el interior y manipularlo. La apendicectomía laparoscópica está siendo de elección en una gran cantidad de casos con apendicitis aguda, tanto en etapas tempranas como en etapas avanzadas. Uno de los beneficios de esta técnica es el corto post-operatorio y la rápida recuperación del paciente.
  2. Laparotomía: en este caso se realiza una incisión mayor en el abdomen para poder buscar y extirpar el apéndice manualmente. La incisión más utilizada es la incisión de McBurney, que sigue un trayecto paralelo a la ingle en la región inferior derecha del abdomen, donde está el apéndice.
Algunos pacientes pueden tener formación de abscesos que comprometen el ciego y/o íleon terminal, en estos casos, la apendicectomía puede aplazarse hasta que se drene la masa. Con mayor frecuencia, estos abscesos se drenan por vía percutánea o quirúrgica. El paciente sigue recibiendo tratamiento con antibióticos. Una vez que se drena el absceso y no hay más evidencia de infección, se realiza una apendicectomía.

El tratamiento médico no quirúrgico se reserva para la apendicitis no complicada (es decir, ausencia de gangrena o perforación del apéndice, empiema o formación de abscesos, o peritonitis) se ha instituido en algunos casos con un riesgo reducido de complicaciones y una estancia hospitalaria similar a la de la apendicectomía. 
Para corregir o prevenir el desequilibrio de líquidos y electrolitos, la deshidratación y la sepsis, se administran antibióticos y líquidos por vía intravenosa hasta que se realiza la cirugía.

Para apendicitis complicada (p. ej., con gangrena o perforación), el paciente generalmente se trata con un ciclo de antibióticos de 3 a 5 días en el post-operatorio. Hoy se desaconseja colocar un drenaje quirúrgico, los hallazgos de investigaciones recientes sugieren que no hay mejoría en los resultados, por el contrario prolonga la estancia hospitalaria y la infección nosocomial.

La gestión de cuidados de enfermería:

Los objetivos: 
  1. Aliviar el dolor
  2. Prevenir el déficit de volumen de líquidos
  3. Reducir ansiedad
  4. Prevenir o tratar la infección del sitio quirúrgico
  5. Prevenir atelectasia
  6. Mantenimiento de la integridad de la piel
  7. Mantener una nutrición óptima.

Cuidados generales de enfermería
Diagnosticos de Enfermería Acciones de Enfermería
Alteración del bienestar general r/c  dolor agudo evidenciado por expresión verbal y gesticular del dolor, y posición antálgica para evitarlo.
  1. Valore el dolor: localización, características (duración, frecuencia, intensidad)
  2. Valore signos vitales
  3. Canalice vía EV  periférica.
  4. Administre analgesicos y líquidos IV según prescripción médica.
  5. Proporcione un ambiente tranquilo de comodidad y confort.
Desequilibrio hidroelectrolítico relacionado a pérdida activa de líquidos (vómitos). Evidenciado por debilidad, Sed, sequedad de la piel y mucosas, Disminución de la diuresis
  1. Controle peso diario
  2. Valore los signos de deshidratación y control de diuresis horaria.
  3. Mantener una vía E.V. permeable
  4. Reponer líquidos y electrolitos según prescripción.
  5. Realice balance hídrico estricto.
  6. Observe perdida de líquidos (hemorragia, vómito, diarrea, )
  7. Valore los resultados de electrolitos séricos.
  8. Valore características de piel y mucosas.
Riesgo potencial o real de infección r/c la ruptura del apéndice.
  1. Valoración de la temperatura corporal y demas signos vitales c/8 h.
  2. Nunca administrar un enema porque puede provocar una perforación del apéndice.
  3. Realice lavado de manos y demás técnicas asépticas.
  4. Inspeccione el sitio de incisión de herida quirúrgica en busca de signos de infección.
  5. Administración de medicación prescrita (antibioterapia).
  6. Obtención de exudado de heridas para cultivo, si es preciso.
  7. Cura de las heridas mediante técnica cura húmeda por 2ª intención c/12 (ó según protocolo establecido).
  8. Control y cuidados de los drenajes quirúrgicos c/turno.
  9. Valoración de la piel y herida quirúrgica. c/turno.
  10. Registre y notificar cualquier cambio producido en la herida.
  11. Brinde una dieta hiperproteica, y Vitamina C.
  12. Facilite la deambulación: Realice caminatas pasivas diarias.
Dolor agudo r/c intervención quirúrgica.
  1. Valore la intensidad de dolor según escalas establecidas y los signos vitales
  2. Después de la cirugía, colocar al paciente en una posición alta de Fowler. Esta posición reduce la tensión en la incisión y los órganos abdominales, lo que ayuda a reducir el dolor.
  3. Revalúe la intensidad del dolor.
  4. Administre analgésicos según prescripción médica.
  5. Brindar comodidad y confort.
Náuseas r/c medicación anestésica.
  1. Realizar una valoración completa de las náuseas, incluyendo la frecuencia, la duración, la intensidad y los factores desencadenantes.
  2. Identificar factores (medicamentos y procedimientos) que puedan causar o contribuir a las náuseas/vómitos.
  3. Controlar los factores ambientales que pueden evocar náuseas/vómitos (malos olores, ruido y estimulación visualdesagradable).
  4. Identificar estrategias exitosas en el alivio de las náuseas/vómitos.
  5. Enseñar el uso de técnicas no farmacológicas para controlar las náuseas/vómitos.
  6. Fomentar el descanso y el sueño adecuados para facilitar el alivio de las náuseas/vómitos.
  7. Utilizar una higiene bucal frecuente para fomentar la comodidad, a menos que eso estimule las náuseas.
  8. Proporcionar información acerca de las náuseas/vómitos, sus causas y su duración.
Deterioro de la movilidad física r/c intervención quirúrgica.
  1. Colocar una cama de baja altura, si resulta oportuno.
  2. Colocar el interruptor de posición de la cama al alcance del paciente.
  3. Ayudar/enseñar al paciente a sentarse en un lado de la cama, en la silla de ruedas que faciliten la mecanica corporal.
  4. Ayudar al paciente en técnicas de traslado, movilidad y deambulación segura
  5. Aplicar/proporcionar un dispositivo de ayuda para la deambulación si el paciente no camina bien.
  6. Fomentar la deambulación inmediata reduce los riesgos de atelectasia y formación de tromboembolias venosas (TEV).
  7. Educar al paciente sobre el uso de un espirómetro incentivador y se le anima a usarlo al menos cada 2 horas mientras está despierto.
  8. Fomentar una deambulación independiente dentro de los límites de la seguridad.
Déficit de autocuidado de baño e higiene y vestir r/c el temor o miedo al dolor, dehiscencia de la herida
  1. Higiene del paciente que requiere ayuda parcial, no encamado.
  2. Cambio de ropa de cama de paciente encamado o autónomo.
  3. Higiene del paciente en cama.
  4. Higiene de genitales, manejo del orinal tipo botella y/o cuña.
  5. Comprobar la capacidad del paciente para realizar autocuidados independientes.
  6. Observar la necesidad por parte del paciente de dispositivos de adaptación para la higiene personal, vestirse, el arreglo personal, el aseo y alimentarse.
  7. Proporcionar los objetos personales deseados (desodorante, cepillo de dientes…).
  8. Proporcionar ayuda hasta que el paciente sea capaz de asumir los autocuidados
Motilidad gastrointestinal disfuncional: Riesgo a desnutrición r/c Cirugía, inmovilidad y ansiedad
  1. Brindar soporte nutricional preoperatorio: mantener o mejorar el estado nutricional del paciente antes del trauma quirúrgico. Se recomiendan administrar soporte nutricional en el preoperatorio durante 7-14 días a todos los pacientes con desnutrición moderada o severa que serán sometidos a cirugía mayor.
  2. El reinicio de la dieta sera inicialmente con tolerancia líquidos por vía oral y luego solidos.
  3. Los alimentos se proporcionan según se desee y se toleren el día de la cirugía, ya que el intestino delgado retorna a su peristaltismo normal en 6-12 horas de la cirugía y la nutrición puede ser asimilada y absorbida en su totalidad antes de la válvula ileocecal.
  4. Valorar ausencia de ventosidades (flatos), ruidos intestinales, calambres abdominales, distensión abdominal, residuo gástrico de color bilioso, regurgitación y vomitos.
  5. Control de deposiciones (frecuencia, caracteristicas y volumen)
Deterioro de la integridad tisular r/c herida quirúrgica.
  1. Controle de los signos vitales
  2. Realice lavado de manos y demás técnicas asépticas.
  3. Inspeccione el sitio de incisióndeherida quirúrgica en busca de signos de infección.
  4. Curación de la herida quirúrgica con Suero salino 0.9%.
  5. Registre y notificar cualquier cambio producido en la herida.
  6. Administre antibióticos según prescripción médica.
  7. Brinde una dieta hiperproteica, y Vitamina C.
  8. Realice caminatas diarias y pasivas
Ansiedad r/c intervención quirúrgica. evidenciado por Inquietud, incertidumbre, angustia, preocupación creciente
  1. Mantenga una relación terapéutica con empatía y simpatia con el paciente, y brinde apoyo emocional.
  2. Explique al paciente los procedimiento que se le realiza.
  3. Valore el nivel de ansiedad.
  4. Anime al paciente a que exprese sus dudas y temores.
  5. Escuche las expresiones de sentimientos y creencias espirituales.
  6. Tratar de comprender la perspectiva del paciente sobre una situación estresante.
  7. Permanecer con el paciente para promover la seguridad y reducir el miedo.
  8. Programar una cita con el cirujano para que retire las suturas e inspeccione la herida entre 1 y 2 semanas después de la cirugía.
Riesgo de aspiración r/c medicación anestésica.
  1. Prevención de la aspiración.
  2. Cambios posturales programados.
    Instalar sonda nasogástrica para descomprimir el abdomen antes de la cirugía y evitar una distensión excesiva después de ella.
Retención urinaria r/c intervención.
  1. Vigilar periódicamente el grado de distensión de la vejiga mediante la palpación y la percusión.
  2. Proporcionar intimidad para la eliminación
  3. Utilizar el poder de la sugestión haciendo correr agua.
  4. Estimular el reflejo de la vejiga aplicando frío en el abdomen, frotando la parte interior del muslo, haciendo correr agua.
  5. Control de sonda vesical y valorar posible RAO
Riesgo de infección de herida quirúrgica r/c intervención quirúrgica.
  1. Valoración de la temperatura corporal y demas signos vitales c/8 h.
  2. Realice lavado de manos y demás técnicas asépticas.
  3. Inspeccione el sitio de incisión de herida quirúrgica en busca de signos de infección.
  4. Administración de medicación prescrita (antibioterapia)
  5. Obtención de exudado de heridas para cultivo, si es preciso.
  6. Cura de las heridas mediante técnica cura húmeda por 2ª intención c/12 (ó según protocolo establecido).
  7. Control y cuidados de los drenajes quirúrgicos c/turno.
  8. Valoración de la piel y herida quirúrgica. c/turno.
  9. Registre y notificar cualquier cambio producido en la herida.
  10. Brinde una dieta hiperproteica, y Vitamina C.
  11. Facilite la deambulación: Realice caminatas pasivas diarias.
Hemorragia r/c intervención quirúrgica.
  1. Vigilar de cerca al paciente por si se produce hemorragia.
  2. Anotar los niveles de hemoglobina y hematocrito antes y después, si está indicado.
  3. Realizar estudios de coagulación, si procede.
  4. Controlar los signos vitales.
  5. Mantener reposo en cama durante la hemorragia.
  6. Evitar esfuerzos.
  7. Valorar signos y síntomas de hipovolemia
Íleo paralítico r/c intervención quirúrgica.
  1. Control de ausencia de movimientos peristálticos.
  2. Observar la presencia de distensión abdominal y timpanismo.
  3. Mantener al paciente a dieta absoluta.
  4. Valorar la necesidad de sondaje nasogástrico.
Dehiscencia de sutura r/c intervención quirúrgica.
  1. Valorar signos y síntomas de dehiscencia de sutura.
  2. Reducir riesgo de infección.
  3. Evitar que el paciente levantar objetos pesados después de la operación, aunque la actividad normal generalmente se puede reanudar en 2 a 4 semanas.
  4. Informar al médico.










Dolor Abdominal

Introducción

El abdomen se extiende desde abajo del pecho hasta la ingle. Algunas personas lo llaman estómago, pero el abdomen contiene muchos otros órganos importantes. El dolor abdominal es un síntoma frecuente y su análisis adecuado permite plantear una hipótesis diagnóstica. El dolor puede comenzar en algún otro lugar como, por ejemplo, el pecho. Un dolor severo no siempre indica un problema grave, y un dolor leve no significa que el problema no es serio.
Si bien es importante establecer las características del dolor (urente, constrictivo, cólico, etc), es necesario atender a la descripción del paciente, más que a ciertas denominaciones, como ejemplo el significado de dolor cólico suele ser variable de un paciente a otro.
En el manejo del enfermo con dolor abdominal suele ser útil analizar por separado el dolor agudo del dolor crónico

Caractaristicas del dolor:

Dentro de la anamnesis, es importante indagar sobre antecedentes personales del paciente (historia médico-quirúrgica), y los fármacos utilizados (ejemplo: anticoagulantes, anticonceptivos, antibióticos, corticoides y AINEs, opiáceos, etc). La anamnesis debe ser realizada en forma sistemática y exhaustiva, teniendo siempre en consideración que frente a una patología similar, un paciente puede experimentar dolor de gran intensidad, mientras que otro puede permanecer asintomático.
  1. Forma de inicio: 
Según el tiempo en que el dolor abdominal alcanza su máxima intensidad, se pueden clasificar en: inicio súbito, en unos pocos segundo alcanza la máxima intensidad (es característico de la irritación peritoneal o de la isquemia intestinal aguda); inicio insidioso, tarda minutos u horas en alcanzar el peak de dolor, condiciones como el cólico biliar o la colecistitis aguda tienen este patrón de inicio. Otros ejemplos:
  • Dolor de inicio súbito que no se modifica en el tiempo sugiere compromiso vascular de un segmento intestinal, pancreatitis aguda o embarazo ectópico roto.
  • Dolor abdominal de instauración progresiva y evolución sostenida hace pensar en la posibilidad de una peritonitis de origen apendicular o diverticular, hepatitis, colecistitis o colangitis.
  1. Intensidad del dolor: 
leve, moderada o severa. Se puede evaluar con la Escala de Visual Análoga (EVA).

Dolor de gran intensidad y de inicio súbito, sugiere ruptura de una víscera hueca, obstrucción del canal cístico, del uréter o ruptura de un aneurisma.

 continuo o variable (dolor persistente, que sugiere distensión de vísceras abdominales, procesos inflamatorios o trastornos isquémicos).
  1. Localización del dolor: 
El abdomen se divide en nueve cuadrantes trazando dos líneas imaginarias que en su extremo superior son la continuación de las líneas torácicas medioclaviculares que hacia abajo llegan a los extremos laterales del pubis, y dos líneas horizontales, pasando la primera por el punto inferior del reborde costal a cada lado (10ª costilla), y la segunda, por las crestas ilíacas anterosuperiores. Es así como se forman en la parte superior (de derecha a izquierda) hipocondrio derecho, epigastrio e hipocondrio izquierdo; en la porción media (de derecha a izquierda), flanco derecho, región periumbilical y flanco izquierdo; y finalmente en la parte baja (de derecha a izquierda), fosa iliaca derecha, hipogastrio y fosa iliaca izquierda. Ejemplos:
  • El dolor abdominal que se localiza en el hipocondrio derecho, podría corresponder a una patología biliar, mientras que uno que se localiza en la fosa iliaca izquierda puede corresponder a una diverticulitis aguda. Es más probable que este tipo de dolor sea un signo de un problema en un órgano, como el apéndice, la vesícula biliar o el estómago.
  • El dolor visceral es ocasionado por la distensión de una víscera hueca y es trasmitido a la línea media por razón del origen embriológico del órgano comprometido. El síndrome del intestino irritable es un trastorno crónico, recurrente y a menudo de por vida. Se caracteriza por dolor o molestias abdominales, que pueden aliviarse mediante defecación o acompañados de un cambio en el hábito intestinal. Los síntomas pueden incluir estreñimiento o diarrea o ambos, y distensión abdominal que generalmente se conoce como hinchazón.
  • El dolor en la zona epigástrica es el resultado de la distensión del estómago, el duodeno, la vesícula biliar o del páncreas, originados en el intestino anterior.
  • El dolor periumbilical es la manifestación de la distensión del intestino delgado desde el ligamento de Treitz hasta el colon transverso, estructuras desarrolladas a partir del intestino medio embrionario, irrigados por la arteria mesentérica superior.
  • El dolor localizado en el hipogastrio es característico de la distensión de las estructuras desarrolladas a partir del intestino posterior, es decir de la porción distal del colon transverso, el descendente, el sigmoide y el recto, lo que corresponde al territorio de la arteria mesentérica inferior.
  • El dolor de costado puede ser una señal de un problema renal. Pero, dado que muchos otros órganos están en dicha zona, otras causas son posibles. Si usted tiene dolor de costado acompañado de fiebre, escalofríos, sangre en la orina o micción frecuente o urgente, entonces es probable que la causa sea un problema en los riñones. Puede ser una señal de cálculos renales.
  • Dolor pélvico intermenstrual, es un dolor en un solo lado de la parte inferior del abdomen que afecta a algunas mujeres. Se presenta en o cerca del momento cuando el óvulo se libera de los ovarios (ovulación).
  1. Irradiación: 
Corresponde al dolor referido, la propagación del mismo, aquel dolor que se origina en una víscera pero que es percibido en un sitio distante del órgano afectado. Normalmente se encuentra en los dermatomas cutáneos que comparten el mismo nivel de la médula espinal por donde ingresan los inputs viscerales. Por ejemplo, los inputs nociceptivos de la vesícula biliar entran en la médula espinal de T5 a T10. Por tanto, el dolor de la vesícula inflamada puede ser percibido en la escápula. Sentir dolor en una zona determinada del organismo no significa siempre que el problema que lo causa esté localizado en dicha zona, ya que el dolor puede ser referido desde otro lugar. Por ejemplo, el dolor debido a un infarto de miocardio se siente como si viniera del brazo, porque la información sensitiva procedente del corazón y la procedente del brazo convergen en las mismas vías nerviosas en la médula espinal.

Dolor referido

Perforación de úlcera péptica y Cólico biliar
Colecistitis aguda y Pancreatitis aguda
Apendicitis y Anexitis
Perforación de divertículo del colon sigmoides y Cólico nefrítico o Pielonefritis

  1. Tipo de dolor: 
La forma en cómo se manifiesta el dolor también puede ayudar a encontrar la causa, como por ejemplo:
  • Dolor quemante: los dolores que surgen en el estómago debido a la gastritis, úlcera y reflujo, generalmente, aparecen con la sensación de ardor en esta región.
  • Dolor tipo cólico: este tipo de dolor (es intermitente) viene en oleadas, de carácter ondulante, con fases de gran intensidad seguidas de calma aparente. Indica distensión de la fibra muscular lisa, por lo regular empieza y acaba repentinamente, y con frecuencia es intenso. Los cálculos renales y biliares son causas comunes de este tipo de dolor abdominal. También aparecen en los dolores causados en el útero, como los cólicos menstruales.
  • Dolor tipo puntadas o pinchazos: dolor causado por el exceso de gases, o por inflamaciones en el abdomen como apendicitis o inflamación intestinal. Vea otras señales de apendicitis.
  • Dolor tipo calambre: la mayoría de las veces este dolor no es grave y es más probable que se deba a gases y distensión. Con frecuencia va seguido de diarrea. Los signos más preocupantes abarcan dolor que se presenta con más frecuencia, dura más de 24 horas o está acompañado de fiebre.
  • El dolor somático: es ocasionado por la irritación mecánica o química del peritoneo parietal y se localiza directamente sobre el área comprometida y se exacerba con los movimientos de la pared abdominal, como ocurre con el estímulo causado por la tos o la marcha.
  1. Evolutividad del dolor: 
El dolor abdominal puede disminuir o aumentar conforme pasa el tiempo, adquirir un carácter diferente (desde dolor tipo puntada a un dolor abdominal difuso), migrar, comprometer la hemodinamia del paciente, entre otras cosas. Ejemplo de esto es la apendicitis aguda, que puede iniciarse en el epigastrio, luego migra hacia fosa iliaca derecha, y si el cuadro se complica, desde un dolor localizado, puede transformarse en un dolor difuso que refleja irritación peritoneal generalizada.
Dolor abdominal crónico Es un problema médico frecuente y difícil de abordar. En general, desde el punto de vista etiológico, se reconocen dos categorías de dolor:

El de origen orgánico: En ocasiones, el dolor abdominal se acompaña de elementos que claramente sugieren organicidad: baja de peso, ictericia, fiebre, hepatomegalia, masas palpables; en estos casos la causa del dolor es más fácil de determinar.
En otros pacientes, no están presentes manifestaciones clínicas definidas de organicidad, el dolor puede tener carácter continuo o intermitente. Un dolor continuo de carácter orgánico es posible que tenga su origen en un cáncer de páncreas o de otros órganos, o una pancreatitis crónica.
En el dolor abdominal crónico intermitente, el diagnóstico suele ser más complejo. Es de utilidad cuando es posible, establecer una relación entre la aparición de la crisis dolorosa y alguna causa desencadenante.
El dolor asociado en los períodos menstruales sugiere una endometriosis, la asociación con algunos fármacos (barbitúricos) debe hacer pensar en porfiria.
El dolor desencadenado por la comida debe hacer sospechar una isquemia mesentérica o una pancreatitis crónica, y la presencia de diabetes nos orienta hacia una radiculitis.

El dolor de origen funcional: es un dolor real que persiste durante más de 6 meses y se produce sin que existan indicios de un trastorno orgánico concreto (como una úlcera gastroduodenal). Tampoco está relacionado con las funciones del cuerpo (como la menstruación, las deposiciones o la alimentación), un fármaco o una toxina. El dolor funcional puede ser intenso y suele alterar la vida de la persona afectada. El dolor crónico funcional, puede asimilarse básicamente a tres condiciones:
  1. Dolor de tipo ulceroso (dispepsia de tipo ulceroso): con características propias del síndrome ulceroso, en ausencia de úlcera u otra patología gastroduodenal. La asociación con la presencia de H. pylori es dudosa y los resultados de su erradicación son muy variables.
  2. Dolor abdominal asociado a síntomas de tipo funcional, ya sea de tipo gastroduodenal (dispepsia tipo motor) o síntomas funcionales intestinales (Síndrome de intestino irritable u otros).
  3. Dolor abdominal funcional, definido por criterio de Roma II como dolor funcional de 6 o más meses de duración, escasamente relacionado con la función digestiva.
Dolor generalizado: esto significa que usted lo siente en más de la mitad del abdomen. Este tipo de dolor es más típico de un virus estomacal, indigestión o gases. Si el dolor se vuelve más intenso, puede ser causado por un bloqueo de los intestinos.
Hay otros tipos de dolor abdominal como la sensación de estar lleno o hinchado, dolores tipo opresivo o la sensación del dolor no específica, que es cuando la persona no sabe identificar bien cómo surge el dolor.
  1. Actitud antiálgica: 
Corresponde a la actitud del paciente frente al dolor abdominal y puede orientar el proceso diagnóstico. Por ejemplo, un paciente que permanece inmóvil probablemente este cursando un cuadro grave como isquemia intestinal aguda. También está el paciente agitado que no logra adoptar una posición que alivie el dolor (orienta a distensión de la fibra muscular), característico del cólico renal. Clásicamente se describe la posición mahometana (con la cadera y rodillas flexionadas hacia el pecho) como signo de pancreatitis aguda.

La actitud al fenómeno denominado hiperalgesia visceral o por un anormal procesamiento y percepción del dolor a niveles centrales. Se ha observado en estos pacientes alteraciones de la esfera psiquiátrica como depresión, ansiedad o trastornos de la personalidad 
  1. Síntomas acompañantes: 
Es importante indagar sobre los síntomas acompañantes al dolor abdominal. Náuseas, vómitos (alimentarios, biliosos, explosivos, profusos, hematemesis, fecaloideos, etc.), fiebre (mantenida o intermitente), características de las deposiciones (deposiciones formadas, diarrea, melena, hematoquezia, etc), síntomas urinarios (orinas turbias o de mal olor, tenesmo vesical, disuria, hematuria), dolor lumbar, aparición de lesiones en la piel, síntomas ginecológicos (amenorrea, metrorragia, leucorrea), entre otros síntomas asociados.
  1. Respuesta a la analgesia:
Si la respuesta a analgesia ambulatoria es prácticamente completa, es poco probable que se trata de un cuadro grave o de resolución quirúrgica; en tanto que, si se trata de un dolor abdominal con respuesta parcial o francamente refractario a manejo analgésico, es probablemente un escenario grave que requiere manejo quirúrgico a la brevedad posible.
  1. - Factores que agravan o disminuyen el dolor: 
Existen algunos cuadros clínico que se modifican tras la ingesta alimentaria, ejemplo de esto es la ulcera péptica que tras la ingesta, disminuye el dolor.

Examen físico:

Este se inicia incluso antes que el paciente ingresa al box de atención.  La cara del paciente, la actitud, la deambulación y la necesidad de ayuda de terceros para movilizarse, entre otras cosas, nos puede orientar a la gravedad del cuadro clínico.
  1. Examen físico general:
    Es importante evaluar el estado de conciencia del paciente, así como objetivar sus signos vitales (frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria, presión arterial, temperatura, saturación de oxígeno). Aunque la fiebre aumenta la sospecha de infección, los pacientes adultos mayores e inmunocomprometidos pueden ser incapaces de montar esta respuesta. Los adultos mayores son cuatro veces más propensos a presentarse con hipotermia frente a una infección intraabdominal que los pacientes más jóvenes. Taquicardia asociada a hipotensión arterial generalmente representa una situación grave.

    A continuación realizamos una inspección general del paciente. Dentro de los hallazgos podemos encontrar palidez de piel y mucosas (que asociado a hipotensión), puede estar en el contexto de shock, así como también ictericia que refleja compromiso hepatobiliar.
  2. Examen físico segmentario:
Es primordial realizar un examen físico completo, pero con mayor énfasis en la región abdominal. Para fines de este artículo se detallará el examen físico abdominal.
  1. Inspección: Permite objetivar un abdomen distendido, plano o excavado según sea el caso; la presencia de cicatrices de cirugías previas, así como también, la presencia de lesiones cutáneas. Puede haber equimosis periumbilical (signo de Cullen), o en los flancos (signo de Grey-Turner), que indican hemorragia intraperitoneal; lesiones vesiculares típicas de herpes zóster; lesiones petequiales de predominio en las extremidades inferiores que acompañan al síndrome de Schönlein-Henoch o signos de daño hepático crónico como telangectasias o circulación colateral. Pedirle al paciente que respire y ver el movimiento abdominal durante la respiración puede entregarnos mucha información. Un abdomen plano, inmóvil, tenso, que no se mueve durante el acto respiratorio, es una manifestación de irritación peritoneal difusa.
  2. Auscultación: En la auscultación, es importante diferenciar los ruidos intestinales normales de los ruidos patológicos. Los ruidos intestinales se escuchan por dos minutos. Normalmente se oyen como gorjeos de tono medio y son entre dos y doce en dos minutos. La ausencia de estos ruidos más de dos minutos sugiere peritonitis. Ruidos de tono medio hiperactivos se asocian con sangre o inflamación dentro del tracto gastrointestinal. La completa ausencia de ruidos asociado a distensión abdominal, sugiere obstrucción intestinal. En presencia de un aneurisma de aorta abdominal (AAA), es posible auscultar un soplo.
  3. Palpación: La palpación abdominal le permite al clínico identificar la localización y el grado de tensión y para detectar signos de irritación peritoneal, tales como resistencia involuntaria y rigidez. En general, se recomienda comenzar con una palpación suave y superficial, alejada del sitio de dolor que refiere el paciente y desde ahí extenderse en sentido horario u antihorario hacia la zona de máximo dolor. Una vez localizada el área de máximo dolor es posible realizar una palpación profunda (si no se logra con la palpación superficial), para identificar el foco de dolor, así como otras alteraciones (hepatomegalia, esplenomegalia, dilatación aórtica, vólvulo intestinal, masas abdominales de origen incierto, entre otras).
  4. Una vez comprobada la presencia o ausencia de una masa abdominal y contractura abdominal existen signos al examen físico que pueden apoyar nuestra hipótesis diagnóstica: xxx
    1. Signo de Murphy: Se explora pidiendo al paciente que realice una inspiración profunda, mientras que el examinador coloca su mano derecha sobre el hipocondrio derecho. Cuando baja el diafragma, baja con él también el hígado y la vesícula, provocando dolor al paciente la palpación de estos órganos cuando están inflamados (ejemplo, colecistitis aguda).
    2. Signo de Blumberg: Se utiliza ampliamente para describir el dolor producido después de soltar súbitamente una compresión con la mano del examinador en cierta zona del abdomen. Si es positivo en el punto de Mac Burney (en la fosa iliaca derecha), es muy indicativo de apendicitis aguda.
    3. Signo de Rovsing: Se realiza presionando justo en el lado contralateral del punto de Mac Burney (en el lado izquierdo). Si el signo es positivo, se genera dolor en el lado derecho.
    4. Signo del obturador: Se flexiona la cadera en 90° y se realizan movimientos de rotación interna y externa. El signo es positivo si aparece dolor e indica que existe algún proceso inflamatorio asociado con el músculo obturando interno (Ejemplo, apendicitis aguda).
    5. Signo del psoas: El explorador coloca su mano sobre una de las fosas iliacas del paciente y el pide que levante la extremidad inferior ipsilateral extendida. Si existe un proceso inflamatorio en contacto con el músculo psoas, al contraerse este, el órgano queda pinzado entre la mano del examinador y el propio músculo, lo que ocasiona dolor. Es un signo muy útil en apendicitis aguda.
    6. Signo de Courvoisier-Terrier: Corresponde a la palpación de la vesícula. Sugiere la existencia de una neoplasia de vías biliares o de la cabeza del páncreas. También puede corresponder a un plastrón inflamatorio con obstrucción litiásica de la vía biliar principal.
    7. Signo de Carnett: Es un signo útil que permite distinguir entre dolor abdominal originado en la pared abdominal y dolor abdominal visceral. Consiste en presionar con el dedo en el punto doloroso del paciente y pedirle que contraiga la musculatura abdominal, flexionando la cabeza y el y tronco. Si el dolor aumenta o persiste, es un signo positivo y corresponde a un dolor de la pared abdominal. Si ocurre lo contrario, se trata de un dolor visceral. En un pequeño estudio se encontró que este signo tendría hasta un 95% de precisión para distinguir el dolor de la pared abdominal del visceral.
  5. Percusión: Permite determinar la presencia de neumoperitoneo, líquido en la cavidad abdominal y la detección de gas intestinal.
Al igual que lo que se describe en los párrafos anteriores, es importante realizar examen testicular en hombres y examen pélvico en mujeres con dolor abdominal bajo. No existen criterios preexamen pélvico que permitan al médico determinar si este examen proporcionará información útil.

El tacto rectal es una práctica obligada en pacientes que se presentan con dolor abdominal agudo, ya que el tercio inferior del abdomen está incluido en la pelvis. El examen rectal puede evidenciar una masa o una hemorragia gastrointestinal, sin embargo su utilidad es cuestionada en aquellos pacientes que se presentan con dolor abdominal indiferenciado y sin hemorragia gastrointestinal.

En las poblaciones especiales, como los adultos mayores, el examen físico puede ser erróneo y no distinguir a pacientes con enfermedad grave. Esto se debe a los cambios en el sistema nervioso que afectan la percepción del dolor. La resistencia muscular o la tensión abdominal, pueden no estar presentes por la laxitud de la musculatura de la pared abdominal.

En el embarazo, las mujeres pueden tener un menor número de signos clínicos y pueden no mostrar signos peritoneales. Esto puede ser una consecuencia del crecimiento gradual y el estiramiento de la cavidad peritoneal, que desensibiliza a la paciente embarazada a la irritación peritoneal.

Zonas de dolor abdominal


Zonas del Abdomen
Lado Derecho Lado Medio Lado Izquierdo
Hipocondrio derecho
1
Epigastrio
2
Hipocondrio Izquierdo
3
  • Piedra o inflamaciones en la vesícula
  • Enfermedades del hígado.
  • Problemas en el pulmón derecho
  • Exceso de gases.
  • Reflujo
  • Mala digestión
  • Úlcera gástrica
  • Gastritis
  • Inflamación en la vesícula
  • Infarto.
  • Gastritis
  • Úlcera gástrica
  • Diverticulitis
  • Problemas en el pulmón izquierdo
  • Exceso de gases
Flanco Derecho
4
Mesogastrio
5
Flanco Izquierdo
6
  • Inflamación en el intestino
  • Exceso de gases
  • Inflamación en la vesícula
  • Cólico renal
  • Problemas en la columna.
  • Úlcera gástrica
  • Pancreatitis
  • Gastroenteritis
  • Inicio de apendicitis
  • Estreñimiento.
  • Gastritis
  • Inflamación intestinal
  • Exceso de gases
  • Enfermedad del bazo
  • Cólico renal
  • Problemas en la columna.
Fosa Ilíaca Derecha
7
Hipogastrio
8
Fosa Ilíaca Izquierda
9
  • Exceso de gases
  • Apendicitis
  • Inflamación intestinal
  • Quistes en los ovarios
  • Cólico menstrual
  • Cistitis o infección urinaria
  • Diarrea o estreñimiento
  • Colon irritable
  • Problemas en la vejiga.
  • Inflamación intestinal
  • Exceso de gases
  • Hernia inguinal
  • Quistes en los ovarios


Causas del dolor abdominal

El dolor abdominal puede tener diversas causas. Con frecuencia, los síntomas específicos ayudan a determinar la causa del dolor.

Causas Sintomas
Problemas gastrointestinales:
  • Estreñimiento
  • Enfermedad de la vesícula biliar
  • Obstrucción intestinal
  • Pancreatitis
  • Apendicitis
  • Gastritis
  • Úlcera péptica
  • Enfermedad por reflujo gastroesofágico o diverticulitis
  • Dolor o cólicos abdominales
  • Cambios en los hábitos de evacuación
  • Náuseas o vómito
  • Abotagamiento
  • Sangre en las heces o en el vómito
Intoxicación alimentaria:
  • Diarrea
  • Náuseas (sensación de malestar estomacal)
  • Vómito
  • Retortijones abdominales
Problemas urinarios:
  • Cálculo renal
  • Enfermedad renal
  • Infección renal
  • Infección de la vejiga
  • Ardor al orinar
  • Sangre en la orina
  • Dolor en el flanco o dolor en la parte baja de la pelvis
  • Necesidad de orinar pequeñas cantidades con frecuencia
  • No poder orinar
    Fiebre
Relacionada con la alimentación:
  • Intolerancia a la lactosa
  • Alergia alimentaria
  • Dolor abdominal crónico y generalizado
  • Diarrea (sin sangre)
  • Gases y abotagamiento
Enfermedad inflamatoria:
  • La enfermedad de Crohn
  • La colitis ulcerosa
  • Diarrea (puede contener sangre)
  • Fiebre (puede aparecer y desaparecer)
  • Dolor abdominal generalizado (frecuentemente lo despierta por la noche)
  • Pérdida de peso
Síndrome del intestino irritable:
  • Dolor abdominal crónico o intermitente acompañado de diarrea o de estreñimiento (dolor que no lo despierta por la noche)
  • Aumenta con el estrés
  • No hay pérdida de peso
Embarazo ectópico o aborto espontáneo:
  • Dolor abdominal (puede ser intenso)
  • Sangrado vaginal
  • Factores de riesgo positivos para el embarazo
Infección por parásitos:
  • Giardia
  • Diarrea (sin sangre)
  • Dolor o cólicos abdominales
  • Gases y abotagamiento
  • Pérdida de peso
Problemas reproductivos femeninos:
  • Endometriosis
  • Enfermedad inflamatoria pélvica
  • Dolor o cólicos abdominales
  • Fiebre
  • Sangrado vaginal anormal
  • Flujo vaginal anormal
  • Dolor durante el coito
Enfermedad de células falciformes:
  • Dolor abdominal
  • Dolor en brazos y piernas, en el pecho o en los huesos de la columna vertebral
Problemas de los vasos sanguíneos:
  • Aneurisma aórtico
  • Enfermedad de las arterias periféricas
  • Dolor abdominal o de espalda repentino
  • Disminución de la presión arterial
  • Señales de choque ("shock")
Hernias:
  • Hernia de hiato
  • Inguinal o umbilical
  • Dolor abdominal
  • Zona que sobresale en el abdomen o en la ingle









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